Una de las misiones de la prensa es ser capaz de aunar, siempre con la sacrosanta misión de informar y empoderar a sus lectores en mente, una vocación universalista, que enfrente al ciudadano con la realidad global que le rodea, y una voluntad más localista, que reivindique las particularidades de su hábitat particular. Al calor de esta doble pretensión, los periódicos se enfrentan a las contradicciones de unas fronteras legales y culturales que permean y que podrían poner en peligro la idiosincrasia particular de las comunidades humanas. Por eso, no con intención de buscar la confrontación sino de poner en valor lo autóctono, el medio prensa debe ensalzar lo propio y, a menudo, alertar contra lo foráneo, en ocasiones fuente de amenazas y peligros. Es por eso que el grupo Vocento, concernido por los cantos de sirena de comarcas forasteras, como los cartógrafos del Renacimiento que colocaban en sus mapas la leyenda “Aquí hay dragones”, decide titular la información a página completa del domingo 18 de febrero “Castro, escenario de los crímenes más crueles”.
El texto, a cinco columnas, despliega con todo lujo de detalles dos crímenes recientes acontecidos en el municipio cántabro. Uno, el del hombre decapitado por su pareja. El otro, más actual, el de la mujer asesinada por sus hijos adoptivos (rusos, para más inri). Ya desde la entradilla se nos informa de que ambas víctimas procedían de la localidad vizcaína de Barakaldo. Un aviso para navegantes y exploradores acerca de los peligros de cruzar la bruma que se extiende más allá de casa. (Más…)
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