1.- Llegas a casa tras haber ayudado a un amigo a descargar un camión de mudanzas durante toda una calurosa jornada veraniega con un buzo de neopreno. ¿Qué haces?
a.- Me tomo unas cañas en el sofá durante un rato. Luego me meto a la cama con el neopreno, que si me lo quito con todo el sudor para ponerme el pijama me puedo quedar frío.
b.- Depende. Si me he acordado de cobrarle a mi amigo, me lavo el sobaco y descanso un rato. Si no me he acordado, cojo el talonario de recibos y el garrote de fresno, y le busco.
c.- Me quito el neopreno, me ducho con gel hipoalergénico, me aplico piedra pómez hasta que la piel sangre un poquito, rocío el neopreno con un frasquito de colonia y le pego fuego.

2.- ¿Con qué frecuencia te lavas los dientes?
a.- Siempre en fiestas de guardar. Aunque viajo mucho y a veces el calendario laboral cambia según la provincia. Pero unas 13 veces al año, fijo. Que sean 10.
b.- Todos los días. Pero me da mucha pereza, no se crea. No veo el día en que tenga dentadura postiza y baste con ponerlos en agua con antical por las noches.
c.- Cada 30 minutos. A menos que tenga reunión de trabajo, claro, en cuyo caso lo hago cada 15. Las reuniones me producen reflujo, y eso el esmalte lo nota. (Más…)

E.K.: Os consideráis un grupo de música mainstream con una habilidad especial para crear estribillos pegadizos. ¿Habéis hecho algún pacto con el diablo para conseguir lo más difícil?
T.M.: Ja, ja, ja… No somos de pactos, la verdad. En cuanto a lo de que hacemos música mainstream… pues depende cómo lo mires. Supongo que en cierto modo sí, porque son ritmos y melodías bastante sencillas y básicas, pero al mismo tiempo no llegamos al público tanto como otros artistas mainstream, lo que nos convierte en algo bastante underground. No obstante, lo de las etiquetas es muy complicado y solemos huir de ellas. (Más…)

Dicen que el que mucho abarca poco aprieta. Tal vez por eso aquel behemoth de infinitos colaboradores que fue Humanz no terminó de funcionar bien. Pero rectificar es de sabios y Damon Albarn ha sabido redimirse con un disco que, si no es perfecto, funciona como banda sonora estival para desplazamientos a la playa, guateques improvisados y performances nocturnas en la pista de baile. Mucha paciencia con Fire Flies.

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