Puños fuera: Pod(e)rido
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Quienes se echan las manos a su cabecita progresista e incluso dejan brotar una lágrima de decepción ante el enésimo caso de político corrupto muestran, como poco, una ingenuidad pasmosa. Para sus lacrimosos ojos parece como si su voluntad de servicio público se viera sí o sí truncada por negros garbanzos que les amargan el caldo. Nada que el garbancero pueblo llano sustentado en ollas podridas de sobra no sepa, ni que haya dejado de ser consignado desde los orígenes del Poder. El que es conde, esconde dice el refranero popular perpetuo amigo de la chanza y del juego. Esta vez de palabras. |