junio 6, 2014

Butaca de Gallinero: Don Gabriel

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Solo hay una cosa peor que reducir el cine a una colección de historias regurgitadas una y mil veces, pirotecnia, star system abúlico y clichés sofronizantes, poco originales, manidos y fáciles de digerir. Y esa cosa es pretender emular en el plano cinematográfico éxitos literarios. Lo llaman homenaje cuando quieren decir parasitismo. ¿Es excesivo lo que digo? ¿Demasiado talibán? Probablemente. No todas las películas basadas en libros son una puñalada en el corazón del escritor, latiente o no (aunque eso ya lo he tocado en otra columna, y tampoco me quiero repetir). Los Santos Inocentes de Camus o El Sur de Erice no desmerecen de las novelas de Delibes y García Morales, respectivamente. Pero no todos los equipos de producción de adaptaciones literarias han contado con el mismo talento o la misma suerte. (Más…)

junio 4, 2014

Hadouken! Hadouken!: Accionistas y jugadores

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Lorne Lanning, el creador del mítico juego de plataformas y puzles Abe’s Oddysee que nos deslumbró a finales de los 90, ha hablado recientemente sobre el remake en alta definición que preparan del mismo. Aunque según él “no es un puto remake HD”.
Lanning reniega de sus experiencias con grandes distribuidoras como EA o GT Interactive, por eso afirma sin tapujos: “Que le jodan a ese modelo de negocio. Yo no quiero participar en él, porque es un modelo de negocio perdedor. Preferiría no hacer juegos a convertirme en un puto esclavo para grandes compañías que se preocupan más de sus accionistas que de sus clientes”. (Más…)

junio 2, 2014

Oreja a la Plancha: Fauna zombie

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Ese perfecto imbécil que te aborda en el camerino sin conocerte de nada cuando más tranquilo estás con la única intención de explicarte bien explicado que no le impresionas aunque seas «el de tal grupo», que no te vayas a creer una estrella, que en este mundo somos todos iguales y que además tu música no le gusta. Que no le va, que a él le va otro rollo, que quede bien claro. Que se sepa que no te piensa hacer reverencia alguna porque tú seas tú, faltaría más. Que le importas una mierda, hala, ya está dicho. Todo esto así directamente, sin que la conversación – monólogo más bien, o «mongólogo»– haya llegado por vía fluida a esos derroteros procedente de otros más amables. A cascoporro, sin avisar, sin saludar, sin ser presentados por algún sufrido mediador. Y tú asintiendo por no discutir, mientras piensas a lo Homer «Ajaaa… Patatas fritaaas». (Más…)
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