octubre 11, 2021

Gora Euskadi: Giro inesperado

El ciudadano de a pie, cándido y confiado de los parabienes que la vida le reserva, camina demasiado a menudo con una venda en los ojos que le impide ver lo que la verdad esconde. Un paño de exceso de confianza que le hace creer a la persona, en su ingenuidad, que habita un mundo mucho más apacible y seguro de lo que en realidad es. Un trapo de ignorancia que le hace vivir en ese placentero lugar donde todo es lo que parece. Y ahí es donde entra la prensa, más reflexiva que las frívolas radio y televisión (no hablemos ya de los confidenciales de internet) para desprender la venda del individuo, bien con un mero zarandeo de hombros, bien con un bofetón epifánico. Todo metafórico, por supuesto. A priori. Y en esa sagrada tarea emancipadora andaba el diario EL CORREO cuando el pasado viernes 17 de septiembre dedicaba toda una página a la información que titulaba “Cuando las drogas están en el botiquín de casa”. El texto tenía como misión alertar al lector de que nuestros adolescentes, seres aviesos y ladinos, no limitan sus tropelías y despropósitos a los incivilizados botellones o al consumo desmedido de drogas ilegales. Esos cachorros desagradecidos también aprovechan para esquilmar el botiquín familiar con frenesí dionisiaco en busca de ansiolíticos y otro tipo de substancias farmacéuticas para evadirse de la realidad. Afortunadamente ahí esta el diario de Vocento para revelar, en un anti intuitivo giro de los acontecimientos, que las dogas legales son drogas.

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octubre 8, 2021

Juego de niños: Más lento

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En el año 2008 me regalaron Elogio de la lentitud, del periodista Carl Honoré. Creo que ya va siendo hora de terminar de leerlo. Aunque igual mejor voy a YouTube. Así veo la mini-charla de 20 minutos que el autor pronunció en TED hablando sobre su libro. De vuelta al sumario del propio texto ¡y mira! Parece que la charla es un bonito resumen. Perfecto, me viene de perlas.

Muy interesante todo lo que cuenta, aunque no sé yo dónde habrá quedado la fiebre del Movimiento Slow en estos tiempos del Satysfyer… Por otra parte ¿quién iba a pensar hace unos años en el parón que supuso el confinamiento debido a la pandemia? Cuando todo se detuvo en seco, muchas y muchos experimentamos por la vía rápida las bondades de la lentitud. Sin embargo ahora esas bondades parecen diluirse en el afán imperante por recuperar no sólo el ritmo de antaño, sino también el tiempo perdido…

Bueno, pues con esos mimbres ya puedo aplicarme a escribir este artículo. Y debo darme prisa, porque a última hora de la tarde tengo una cita conmigo misma para practicar yoga, detenerme y eso, a ver si consigo olvidarme por un rato de lo que me queda por hacer, entre otras cosas hacer un rato de yoga.
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octubre 4, 2021

Debajo de la Palmera: Meteduras de pata

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No sé si el comienzo de la pérdida de imagen del candidato de la CDU alemana Armin Laschet para las elecciones alemanas comenzó cuando se viralizaron unas imágenes en las que aparecía riéndose en grupo mientras el presidente del país, Frank-Walter Steinmeier, expresaba desde el Land afectado por las inundaciones, Renania del Norte – Westfalia, su consternación por la catástrofe. Fue un instante, pero destruyó su imagen.

Y es que los políticos en público deben guardar normas de hierro en cuanto a sus emociones que no era el caso de Sarkozy. Según un diario suizo la canciller alemana, Ángela Merkel no soportaba la efusividad de su colega francés que la envolvía a besos y achuchones cada vez que se encontraban en las reuniones internacionales, llegando a pedirle que se contuviera. De manera clara ahí había un choque cultural. A Merkel esas efusividades no le hacían la menor gracia y poco le faltó para pedir un burladero portátil en las cumbres internacionales. Que corra el aire. No es como Revilla el tal Sarkozy, ya que el cántabro se iba a la Moncloa con una lata de antxoas, miel y sobaos y con un apellido con claras reminiscencias de embutido.

Hablando de meteduras de pata hay que recordar una que le pasó a Jaime Mayor Oreja. El día era lluvioso, la seguridad, una preocupación constante y la presencia del Papa en Gipuzkoa una circunstancia excepcional. Tal vez por ello Mayor Oreja hizo algo que muy pocas veces repetiría a lo largo de su vida: se puso nervioso y perdió los papeles. En un momento dado su mujer le vio acercarse a ella en estado de gran agitación y confesarle:
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