Desde tiempos inmemoriales, el ser humano se las ha visto y se las ha deseado para quitar las manchas de estofado de mamut de la estola de oso de los domingos. Sin embargo, hasta el año 2.800 a.C., no se aparecería el jabón. Según antropólogos e historiadores, el inventó lo descubrieron unos esclavos domésticos babilónicos que, hartos del trato recibido por sus amos cuando les tocaba limpiar la cocina después de las orgías con comilona, pasaron de barrer y se dedicaron a lanzar cubos de agua sobre la mesa con restos de cordero lechal, así, a cholón y a mala idea, sin quitar el mantel ni nada. El agua mezclada con la grasa del cordero disolvía las manchas que daba gusto. Sus amos les felicitaron por el hallazgo y después colgaron sus cabezas en picas por su acto de insubordinación y poco celo profesional. Pero de buen rollo. (Más…)
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