Juego de niños: Irrealidad
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“El futuro ya no es lo que era” afirmó el poeta Paul Valery en 1937. Menuda frase para describir lo que estamos viviendo. De repente nada del futuro es lo que era. Se nos han roto los esquemas. Como decía hace unos años Zygmunt Bauman, “hoy la única certeza es la incertidumbre”. El sociólogo describía en 2007 aquello de la “modernidad líquida”, un mundo en el que las certidumbres se disuelven y nada permanece. Ahora esos conceptos cobran un nuevo sentido. Según otro poeta, José Manuel Caballero Bonald, “estamos viviendo el fin de la realidad”. Quien fuera premio Cervantes, vaticina que habrá “nuevos modelos, nuevos vínculos, nuevos hábitos”. A sus 93 años observa los acontecimientos de los últimos meses con una mezcla de asombro y distancia. “Tengo la impresión de que una ciudad transitada por peatones recelosos, cada cual con su mascarilla, compone un escenario de teatro del absurdo”, explica. |
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Lo mismo el coronavirus no te lo curan, pero, desde luego, los superhéroes te arreglan una taquilla. Y aunque el listón de Marvel es alto, y despropósitos como Aves de Presa o el cacareado Snyder’s Cut de la Liga de la Justicia no ayudan, DC también quiere su parte del pastel. Así que, qué menos que anunciar a bombo y platillo la continuación del último éxito de crítica y público de los superpoderosos de Warner, Wonder Woman. Y, cómo no, hacerla retroceder 36 años en el pasado para apelar a la nostalgia (recurso que empieza a marcar la reserva) y demostrar que ni el látigo de la verdad ni los brazaletes mágicos sufren de obsolescencia programada.

El autor de Sapiens, Homo Deus y 21 lecciones para el siglo XXI ultima P’abernos matao, un ameno recorrido por las pandemias que ha afrontado la humanidad.

