abril 9, 2020

Grandes Mentiras: 04 – Hay que ser educados

La amabilidad está sobrevalorada. Es un invento de los poderes fácticos para convertir a la humanidad en una caterva de seres sumisos que hacen reverencias y se untan el bigote con parafina. He aquí unos cuantos ejemplos de por qué ser amable es una fea costumbre a desterrar de una vez por todas.

Nº 1. Supervivencia
Siempre nos recomiendan mantener las formas a la hora de entrar en un transporte público. Dejar salir antes de entrar y no escupir a los revisores. Sin embargo, si permitimos que salgan primero los pasajeros de los vagones siempre encontraremos una tropa de viajeros armados con paraguas que entrarán a codazos antes que nosotros y cogerán los mejores asientos.

Nº 2. Perdida de tiempo
Perdemos un tiempo valiosísimo pidiendo las cosas con amabilidad y dando las gracias. En el lapso que va desde que le pedimos “por favor” al pescatero dos kilos de sardinas del Kilimanjaro hasta que nos cobra, nos había dado tiempo a obligarle, a punta de martillo pilón, a que nos ponga el rodaballo bueno, y no ese que lleva en la boca un certificado de defunción de 1978.
(Más…)

abril 1, 2020

Grandes Mentiras: 03 – La primavera la sangre altera

La afirmación “La primavera la sangre altera” no es del todo falsa. Sin embargo, los motivos para esta centrifugación hemoglobínica son diferentes de los que nos hacen creer. Eso de que en primavera estamos más cachondos que la mona chita viendo Gorilas en la niebla es falso. Esta época, más que alterarnos la sangre nos revuelve el estómago.

Nº 1. Lujuria
La Semana Santa abre la estación. Las procesiones de guardias imperiales con capirotes, báculos y pósters 3D de cristos ensangrentados están muy lejos de generar fluctuaciones en la libido del personal. Si al menos los nazarenos llevaran túnicas de vinilo negro y ligueros de cuero, otro gallo cantaría. Además, sin luces rojas y la banda sonora de Bilitis de fondo, no es lo mismo. (Más…)

marzo 25, 2020

Grandes Mentiras: 02 – Ver museos es bueno

La intelectualidad y las élites culturales, que se alimentan de subvenciones y batidos de mandarina, nos alientan a abandonar los chiringuitos de playa y las piscinas públicas para acudir en tropel a los museos. Dicen que nos enriquecen culturalmente (económicamente desde luego que no, porque la mayoría cobra entrada). Otra falacia a desmontar.

Nº 1. Hipocresía
Visitar museos es un gesto hipócrita, porque es lo primero que hace todo el mundo cuando viaja fuera de su ciudad y aunque nunca ha pisado los que tiene en casa: el museo de desnudos pornográficos de Velázquez de al lado del portal acumula telarañas, pero nosotros perdemos el culo por ir a la Casa del Mosto Picado en Ámsterdam. (Más…)

Página siguiente »