mayo 4, 2020

El Final Perdido: 2001

A Stanley Kubrick le había encantado El Centinela de Arthur C. Clark pero a él le apetecía rodar lo que le saliera de las gónadas. Por ello comenzó a pergeñar para 2001 una historia que mantuviera el espíritu del relato literario original pero que acabara saliéndose de madre. Kubrick era así de cachondo. Para empezar, aquello de que a los homínidos del comienzo de la película se les apareciera un monolito y a partir de ese momento evolucionaran le parecía una chorrada. Su propuesta era que la epifanía evolutiva tuviera lugar por la aparición de un mueble bar de estilo Luis XV y que los monos, finos de cazalla, la emprendieran a garrotazos entre si.
Para la tercera parte del film tenía pensado un plot ingenioso y lleno de intriga. La nave Discovery recibiría la orden de acercarse a Júpiter para investigar una señal de socorro.
Orbitando cerca del planeta se encontrarían un monolito gigante (esta vez lo del mueble bar no iba a colar) lleno de huevos de una especie alienígena. (Más…)

abril 27, 2020

El Final Perdido: El Sexto Sentido

M. Night Shyamalan, director y guionista de El Sexto Sentido (1999), buscaba un final impactante para su tercera película americana. Después de escribir y dirigir Los Primeros Amigos (1998), pretendía volver a sus raíces indias, pero desde un punto de vista más erótico festivo que el de Praying with Anger (1992). Echó la vista atrás y, tras comerse una farola por ir andando sin mirar a donde debía, se fijó en Boolywood.
Lo de que Bruce Willis estaba muerto estaba bien, pero consideraba que le faltaba punch, por lo que decidió alargar el final. El doctor Malcolm Crowe (Willis) se daba cuenta de que, efectivamente, era un cadáver andante, pero no un fantasma, sino un zombie. Cuando termina de pudrirse del todo acude a casa del pequeño Cole (Haley Joel Osment) para seguir comiéndole la oreja, pero esta vez literalmente. (Más…)

abril 20, 2020

El Final Perdido: Casablanca

El guión de Casablanca, hecho a salto de mata por los gemelos Epstein, Howard Koch y un equipo de bonobos alcohólicos subcontratados por Warner, sufrió más cambios que la estructura ósea de Cher con un torno de fresador. Su final sí que iba a ser épico.

A falta de pocos días para que terminase el rodaje, Michael Curtiz, su director, solicitó a los guionistas un desenlace para el film.
Julius y Philip Epstein, que hasta entonces creían que de eso se encargarían los bonobos, sacaron a Koch de la pulpería soriana en la que solía desayunar a las tres de la tarde. Comenzaron a pergeñar un final impactante. (Más…)

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