El Sindicato de Licántropos de Castilla y León (SLCL) ha accedido a ofrecerse en calidad de relator, intérprete y mediador en el conflicto que enfrenta a ganaderos y movimientos ecologistas a propósito de las batidas de lobos. Desde que la Comisión Estatal para el Patrimonio Natural y la Diversidad decidiera incluir al lobo en el listado de especies protegidas en 2021, y este dejara de ser cinegético, la polémica no ha hecho más que escalarse y los ataques de lobos al ganado han obtenido respuesta armada por parte de cazadores locales. Los hombres lobo tratarán de interceder para alcanzar una solución de consenso una vez que ambas partes accedan a sentarse, o tumbarse de costado, a negociar, con una hoja de ruta clara.

Homo homini lupus

La Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos (COAG) ha alertado de que cada día se producen 35 ataques en la España rural, mientras que la comunidad de lobos denuncia que se trate de operaciones de falsa bandera que buscan justificar un genocidio para extender las zonas de pastoreo e incrementar los beneficios de la industria agropecuaria. “Y en esas estamos. Que si yo te arranco un brazo. Que si yo te descerrajo un tiro. Así todo el día desde 2014. Pero bueno. Con un poquito de buena voluntad y unas lecturas recomendadas de Hobbes a lo mejor llegamos a algo”, manifiesta Valdemar Luppi, portavoz de SLCL.

Representantes de COAG se han negado a que las conversaciones de paz se celebren las noches del 25 de marzo o 24 de abril, por ser luna llena, para evitar sesgos y discriminación positiva por parte del equipo mediador. Varias asociaciones de lobos más radicalizadas dicen que los licántropos no les representan y los consideran “colaboracionistas, tíos Tom y apaciguadores a sueldo del sistema”.

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