Se cumplen dos semanas desde el advenimiento de la ‘clarisada’ y la situación parece enclaustrarse. El nombramiento papal del arzobispo de Burgos Mario Iceta para “encauzar la situación de Belorado” le ha valido al de Gernika el primer disgusto. Llega como querella por “abuso de poder, usurpación de la representación legal y vulneración del derecho de asociación”. Según el experto en cismas Josele Reje, es obra del “sector moderado” de las clarisas ‘rebeldes’. Otro sector se habría mostrado partidario de emplear la ‘trufa armada’ contra el “esbirro del Anticristo”. Según Reje, las declaraciones de Iceta afirmando que obraría con “paciencia, tiempo, prudencia” y tratando de hablar “con cada religiosa” ha sonado a un divide et impera “de manual”.

Dios proveerá

“Si nos tocan a una nos tocan a todas”, bisbisea una sor a través del muro del monasterio burgalés. Según relata, las hermanas se encuentran animadas aunque algunas “viven sin vivir en sí”. Confirma que están dispuestas a obedecer a su “obispo natural”, Pablo de Rojas Sánchez-Franco. Excomulgado en 2019, de Rojas se presenta como duque imperial y cinco veces Grande de España. Reje insiste en que hay disensiones entre ‘moderadas’, partidarias de burofaxes y denuncias, y ‘duras’ listas para ir “más allá”. Contrarias al Concilio Vaticano II, todas abogan por una Iglesia Old School “como Dios manda”. Están de acuerdo en que las misas sean otra vez en latín y de espaldas al público, explica Reje, pero las duras quieren “modificar” la receta centenaria de sus afamadas trufas añadiendo cornezuelo del centeno y “enviarle una caja a Iceta” para que las deguste.

“Nos pasa como a esos rojos que están hasta los… , usted ya me entiende, de las batucadas en las manifestaciones”, susurra la monja anónima antes de retirarse al interior del convento, sigilosa como un ninja.

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