El Apostolado del Área de Festejos del Vaticano ha anunciado que se suspende cautelarmente este año el tradicional desfile del Día del Orgullo que estaba previsto que recorriera las calles de la ciudad el próximo viernes 28 de junio. Las declaraciones del Papa Francisco durante la reunión de la Conferencia Episcopal italiana de la semana pasada, en la que comentó que ya había “demasiado mariconeo”, han motivado que las congregaciones encargadas de organizar los actos del Orgullo en la Santa Sede opten por la prudencia. Seminaristas, sacerdotes, monjas y congregaciones laicas de todo el mundo han mostrado su decepción ante la apresurada decisión del Consejo Pontificio y denuncian que les acaban de arruinar los planes para ese fin de semana.

Sin precedentes

Las docenas de carrozas del Día del Orgullo que iban a circular por Viale Centro del Bosco, acompañadas por un séquito de guardas suizos con el torso desnudo cubiertos en confetti, no abandonarán esta vez las cocheras de Villa Pío IV. A las quejas de curas, novicias y turistas contra la comisión de fiestas se unen las de varias empresas proveedoras oficiales de purpurina del Vaticano, que podrían ver reducida su facturación en un 70% con la suspensión de la cabalgata. El colectivo LGTBIQ+ de la ciudad-estado ha condenado duramente la cancelación de última hora y asegura que no pasaba nada igual desde que Pablo VI intentara prohibir los alzacuellos de cuero con tachuelas. María de Monte también ha lamentado que hayan tenido que rescindir su contrato para cantar una salve rociera en la carroza de los Dominicos del Santo Tormento.

Las nuevas declaraciones del Papa podrían poner también en peligro la concentración feminista del 8 de marzo en la plaza de San Pedro de cara al año que viene.

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