El Cuerpo Nacional de Polícia y los responsables de las diferentes policías autónomas y locales han firmado un documento conjunto contra los prejuicios en el ejercicio de su trabajo de servir y proteger al ciudadano. En el texto reconocen que “con demasiada frecuencia” se llama “vándalos” a individuos que destruyen de manera voluntaria, total o parcialmente, la propiedad pública o privada cuando, en realidad, se trata “de suevos o alanos”. Esta confusión, que obedece a una falta de información, interés o empatía motivada por el racismo inherente, consciente o no, de algunos agentes de policía, se considera “del todo inaceptable en el marco de una sociedad democrática y de derecho”.

Por un mundo sin discriminación

El comunicado ha sido bien recibido por ONGs y organizaciones humanitarias como Movimiento Contra la Intolerancia o SOS Racismo, aunque califican el gesto de “insuficiente” y piden la depuración de los cuerpos de policía para eliminar prácticas vejatorias fundamentadas en el prejuicio y el odio a otras etnias. “Cada vez que alguien rocía una estatua con pintura, daña un cajero automático, rompe retrovisores, apedrea farolas o pinta grafitis en paredes, la policía le llama vándalo. Y la prensa ejerce de altavoz de esta actitud xenófoba. No todos los que cometen delitos son vándalos. También hay suevos. Y alanos. Cada uno con sus diferentes particularidades culturales. Meterlos a todos en el mismo saco es racista”, explica Marta Bique, tesorera adjunta de la Fundación Cepaim.

Varias agrupaciones en defensa del patrimonio de la República y el Imperio romanos han considerado esta decisión de “buenista” y denuncian el blanqueamiento y la discriminación positiva de colectivos germanos e iranios que invadieron la península y ahora se aprovechan de las ayudas sociales.

© elkarma.eus