La polémica suscitada por la pierna que no fue retirada del hospital del Bidasoa por su legítimo dueño tras la amputación, al no querer hacerse cargo de los gastos de recogida de la funeraria, ha llevado a las empresas del ramo a rediseñar su oferta de descuentos para incentivar la captación de clientes. Los negocios de pompas fúnebres proponen ahora descontar del precio total de los actos funerarios el dinero adelantado por la gestión de miembros amputados, siempre y cuando no se hayan hecho en una empresa de la competencia.

El mercado está maduro

Las funerarias ya cierran acuerdos con tanatorios y obispados para generar paquetes de servicios y estimular así la atracción de nuevos clientes y la fidelización de los existentes. Quien no desee descontar la retirada y manipulación de piernas y brazos de centros hospitalarios, trastiendas de garitos clandestinos o chalets de oligarcas rusos al montante total de los servicios fúnebres llegado el momento del deceso, podrá canjear la ausencia de miembros por coronas de flores personalizadas, extras en las prestaciones del ataúd o servicios de catering durante el sepelio. “Lo que no nos parece justo es que pague lo mismo alguien que es enterrado o incinerado completo que otra persona a la que le falta parte de su cuerpo. Ni el espacio dentro del féretro es el mismo, ni la urna es del mismo tamaño, ni pesa lo mismo al cargarlo”, explica el director de El Último Estertor, funeraria que incluirá afterparty tras el funeral en una macrodiscoteca de la elección del cliente con servicio de autobuses.

Los descuentos no se aplicarán a personas a las que se les haya extirpado el bazo, las amígdalas o cualquier otro órgano interno.

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