El alto coste de actividades de riesgo, como visitar los restos del Titanic en submarino, ascender al Everest o viajar al espacio como turista, y el descenso generalizado de poder adquisitivo de la ciudadanía están favoreciendo la proliferación de otras prácticas lúdicas que también garantizan una subida de adrenalina pero por mucho menos dinero. Una de las más populares es sentarse desnudo en el suelo y golpear con un martillo a medio centímetro de los testículos de manera continuada aumentando la velocidad cada vez. Aunque se trata de un “deporte extremo” low cost, orientado principalmente al público masculino, que contribuye a mejorar la coordinación ojo-mano, urólogos advierten contra posibles contraindicaciones.

Pericia y emoción

De acuerdo con varias asociaciones de experiencias de riesgo, asestarse martillazos a medio centímetro de los testículos requiere de un gasto muy inferior al de otras prácticas consideradas asequibles. “Hasta ahora la actividad estrella era el balconing, pero ya sólo el desplazamiento y la reserva de habitación en un hotel turístico implica un desembolso que no está al alcance de todos los bolsillos. Incluso comprar una cuerda elástica para hacer puenting en el viaducto de nuestra ciudad es más caro que adquirir un martillo en el bazar chino de la esquina. Todo ventajas”, explica Amador Quitis, practicante de tiro con arco con los ojos tapados por equipos.

Aunque aún se trata de una actividad emergente, psicoterapeutas y monitores de yoga ya la recomiendan para reducir los niveles de ansiedad, si bien se han oído ciertas voces desde movimientos feministas que la consideran una práctica machista que fomenta la discriminación de género.

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