La Federación Estatal de Escuelas Oficiales de Idiomas ha informado de un aumento significativo del número de alumnos que se matriculan en checo. Según encuestas internas, el 90% se apunta a estudiar la lengua para poder ver películas de contenido pornográfico en versión original sin depender de los subtítulos, que siempre distraen de la trama y tienden a no ser del todo fieles a los diálogos en el idioma nativo. Madres y padres de los matriculados más jóvenes consideran que, ya que la educación sexual de sus hijos va a quedar distorsionada para siempre por la excesiva exposición al porno, al menos que les sirva para animarse a aprender idiomas.

Disyuntivas y copulativas

La dificultad del idioma checo, lengua eslava flexiva en la que en el nombre y el adjetivo se distinguen hasta siete casos gramaticales, existen tres géneros, se distribuye por declinaciones temáticas, admite grupos consonánticos complicados y utiliza el alfabeto latino con diversos signos diacríticos, no desalienta a los alumnos de las EOI y academias particulares y es de hecho una de las lenguas más elegidas por los consumidores de porno que buscan una experiencia más inmersiva.

“Yo veía que un joven enjuto entraba en la casa de una voluptuosa señora varios años mayor, se acercaban a la cocina y tras unos minutos de plática comenzaban a profesarse todo tipo de zalamerías, algo torpes al principio, para, poco a poco, acabar tomándose más confianzas hasta sumergirse en un mar de sensualidad y fricciones corporales. Pero no sé qué parte de la animosa charla ha llevado a ese desenlace. Por eso quiero aprender checo”, explica Aitor Cajadas, matriculado en A1, que ya ha aprendido que “Dobrý den” quiere decir “Buenos días” y “Nedovol, aby to zjistila tvoje matka” significa “Que no se entere tu madre”.

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