Maria Mitchell (Nantucket, 1818 – Lynn, 1889) fue una astróloga y tarotista estadounidense que sólo pudo ejercer su vocación en momentos puntuales debido al clima de persecución de las pseudociencias que se vivía en la intolerante sociedad del siglo XIX. Hija de un maestro cuáquero y una bibliotecaria, vive en una comunidad de balleneros emigrados de Cabot Cove que huyen de su alto índice de criminalidad. Desde muy pequeña se interesa por las estrellas y juega a adivinar el signo del zodiaco de cada miembro de la Sociedad Religiosa de los Amigos. En 1836 comienza a trabajar como la primera bibliotecaria del Nantucket Atheneum y aprovecha su acceso a los libros para abandonar el amateurismo y formarse académicamente. Sin embargo se confunde al leer el título de uno de los manuales y acaba convirtiéndose por accidente en una eminencia en astronomía.

Sueños incumplidos

El 1 de octubre de 1847 observa el cielo para comprobar si Libra había entrado ya en la casa de Acuario, y por lo tanto se encontraba bajo el influjo de Júpiter, pero descubre por casualidad el cometa C/1847 T1. Decide registrar su hallazgo, con la esperanza de ganar por lo menos una suscripción a la revista Cábala, con el nombre de “cometa de la señorita Mitchel”, nomenclatura que logra mantener tras un contencioso legal con la señorita Pepis, que también reclamaba la autoría del descubrimiento. Tras recibir la medalla de oro otorgada por el rey Christian VIII de Dinamarca, los premios, la fama mundial, los viajes por Europa, ser la primera mujer elegida miembro de la Academia Estadounidense de Artes y Ciencias y las constantes visitas de intelectuales de la época como Ralph Waldo Emerson, famoso por sus televisores, o Herman Melville le quitan tiempo para confeccionar sus horóscopos. Su frustración se agrava cuando obtiene el puesto de profesora del Vassar College y más tarde le toca organizar el Primer Congreso de Mujeres de la Association for the Advancement of Women, alimentando una infelicidad que sólo consigue aliviar observando las manchas solares a ojo.

Muere de una enfermedad cerebral sin haber podido cumplir su sueño de hacerle la carta astral al presidente Grover Cleveland.

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