marzo 18, 2017

Mens Insana: Fanáticos

De «nepos» (sobrino) e «ismo» (descendiente). Una no para de llevarse (in)gratas sorpresas. 22:15 en el aeropuerto londinense de Heathrow. Nos espera una noche larga y tortuosa arrinconados como roedores en algún lugar de la Terminal 3 hasta tomar nuestro siguiente vuelo por la mañana. En un somnoliento paseo hasta el W.C. de una inevitable noche en vela descubro, para mi estupor, una “Sala de Rezo”. Aislada con una puerta y enmoquetada. Los pasajeros ateos y agotados, aparte de arder en el Infierno, debemos conformarnos con unas impías sillas de plástico que castigan el costillar en cuanto detectan la horizontalidad de un cuerpo humano.
Para más inquina, el símbolo de la “Sala de Rezo” muestra un muñeco de rodillas. No hay que ser un lumbreras para saber a quién va especialmente dedicada. Es obvio que para muchos la fe está por encima del descanso del público. Da igual que se trate de viajeros mayores, enfermos o niños. Eso sí, para más mofa, un trato privilegiado que se financia con dinero público. “Lo primero es lo primero”, y los ateos tenemos que entenderlo. Tenemos que respetarlo aún a pesar de que nos duelan las costillas. Aunque te saluden con un sopapo en la jeta mientras sonríen. Y yo sigo sin comprender por qué los fieles tienen un espacio privilegiado para rezar. Al fin y al cabo, ¿no dicen que Dios está en todas partes?

Sheila Blázquez © humorenlared.com

 

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