Debajo de la Palmera: ¿Por qué le aplaudían?
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En el colegio nos hicieron una prueba de canto. Había que entonar el Cantemos al Amor de los Amores. Terminé a duras penas. “Tú, a aplaudir”, me dijeron. Y aplaudo. Mi oído codifica los sonidos como una chirimía. No obstante apoyo todo lo apoyable del mundo musical. Tras haber fracasado como estudiante de txistu le animé a mi hija Naiara a tocar el acordeón. Mi pobre mujer le compró uno de segunda mano que era más grande que ella. Solo supimos que sabía interpretar el Zorionak zuri. Lo demostró cuando mi ama cumplió ochenta años. Fuimos todos a Mutriku. Mi ama, donostiarra, había nacido allí y allí nos fuimos todos con flores a Dña. Itziar. En los postres y al calor del sople de las velas, Naiara tocó el Cumpleaños feliz que todos cantamos en euskera. La niña fue la sensación. Hasta hoy. Fue la primera y la última vez que lo hizo. (Más…) |