No cabe duda de que vivimos una aceleración de los procesos históricos. Es signo de los tiempos. Los avances tecnológicos y las nuevas formas de comunicarse han contribuido decisivamente a que los acontecimientos se aceleren hasta puntos vertiginosos. Siempre ha ocurrido, pero cada vez más, sucesos que parecen de vital importancia se olvidan a los pocos días ocultados por otros que vienen a ocupar su lugar en la agenda informativa. (Más…)

Parece que al Sr. Presidente solo le queda recurrir a la lluvia para contener la escalada de precios de la luz. Es de locos que quienes niegan el cambio climático se acuerden de los fenómenos atmosféricos para resolver sus desmanes.
Todo lo que está sucediendo sería una broma chusca, si no hubiera motivos para pensar que detrás de todo este proceso se avizora un nuevo chantaje para recurrir a la energía nuclear, con amenaza de reapertura de Garoña incluida.
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Cuando se publique esta columna la muerte de Fidel parecerá cosa del siglo pasado. El ritmo que esta sociedad impone a nuestras vidas, hace que todo trascurra de manera vertiginosa, como si la actualidad misma fuera un elemento más de consumo.
Y sin embargo de la muerte de Fidel también se pueden extraer conclusiones. Supongo que cada cual las que más le interesen. Yo también me he permitido hacerlo.

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