enero 14, 2022

Península Histérica: La Polla Records

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Asistimos a los últimos coletazos de una de las bandas míticas del Punk en Euskadi. La dichosa pandemia no ha permitido que su final fuera como la banda merece, pero tampoco lo ha impedido.

Esta columna no es un homenaje, ni creo que La Polla Records lo aceptase. Es simplemente el reconocimiento de todo lo que aportaron al desarrollo personal de buena parte de la juventud de los 80, 90 e incluso posterior. El espíritu crítico, la conciencia social, el pensamiento disidente de muchas personas se forjó gracias a las letras de La Polla Records y otras bandas de la época.

Seguro que no acertaron siempre, pero mantuvieron una coherencia y un compromiso que permite que les califiquemos de honestos. Además, a diferencia de otros grupos del momento, han podido elegir cuándo finiquitar su trayectoria. (Más…)

octubre 23, 2021

Península Histérica: Afganistán

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Sorprende ver las imágenes del precipitado abandono de las fuerzas occidentales de Afganistán. Recuerdan a lo visto en múltiples películas sobre la caída de Saigón en manos del Vietcong, con los diplomáticos estadounidenses escapando en helicóptero desde la azotea de la embajada.

En Afganistán parece que se hubiera estado esperando a robar el último dólar de la millonaria ayuda internacional destinada a reconstruir el país. No voy a escribir aquí sobre el imperialismo estadounidense y la decisión de Biden. Todo parece indicar que desde la caída del régimen talibán, occidentales y peces gordos locales se dedicaron a engordar sus cuentas corrientes más que a poner en marcha un nuevo país, construido sobre cimientos racionales. (Más…)

julio 23, 2021

Península Histérica: Refugiados

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La socialdemocracia danesa está estos días en el centro de la atención mediática por haber «subcontratado» la gestión de sus refugiados a terceros países. Digamos que se trata de mantener la solidaridad, pero no dejar que los pobres manchen las impolutas y blanquísimas calles de Copenhague.
Tras la compra-venta de los derechos de polución y los mercados de cosechas a futuro podría parecer esta otra inmarcesible innovación de la democracia clásica. Lo cierto es que tampoco es muy novedosa. La UE lleva años pagando de lo lindo a democracias tan destacadas como Turquía y Marruecos para que ejerzan de tapón mamporrero frente a quienes todavía fían sus esperanzas de mejora en «el sueño europeo». A veces los guardianes se revuelven, y entonces se abre más el zurrón.
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