octubre 25, 2021

Butaca de Gallinero: El Gobierno de China

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Dice la canción de Pantocrator “Yo quiero ser el Gobierno de China / Colectivizar la nicotina”. Dejo esos anhelos para Altadis, pero me quedo con el deseo de disponer de los poderes plenipotenciarios del equipo directivo de la República Popular China en materia de filias y fobias cinematográficas. No por nada, el gigante asiático ya supera a los EE.UU. en ingresos en taquilla y decide sobre los destinos de las producciones de Hollywood so pena de restringir su proyección. Quiero ser el Gobierno de China para tener derecho de veto sobre qué películas quiero ver, con qué personajes, sobre qué temática, en qué localizaciones y quiero contar con un control total sobre los diálogos de los protagonistas para que hablen sobre lo que me apetezca. (Más…)

julio 25, 2021

Butaca de Gallinero: Frikismo oficial

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Hace poco más de un mes se celebraba esa fiesta de nuevo cuño que es el Día del Orgullo Friki. Una charada para que quienes un día se pusieron una camiseta de Juego de Tronos (serie cuyo final vieron 19 millones de personas, sólo en Estados Unidos) se sientan parte de una pequeña comunidad elitista de gustos raros y exclusivos a reivindicar. El frikismo, marea mainstream de consumidores masivos y serializados, se une al proverbial (y ya revenido) tributo a los 80. Pero, como en todo, la nostalgia vicaria, o por proxy, es selectiva. Así, es fácil ver a gente ataviada con memorabilia del Sloth de Los Goonies, del Gizmo de Gremlins, del Pinhead de Hellraiser o de Doc y Marty de Regreso al Futuro. Algo menos habitual será toparse con alguien con una chapa del Número 5 de Cortocircuito, y aún más raro será coincidir con el portador de una camiseta de Cocoon.
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abril 18, 2021

Butaca de Gallinero: Aniversarios

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Muchos medios están publicando estos días (semanas, meses…) que la nostalgia se ha convertido en el reducto en el que nos refugiamos, hechos un ovillo, frente a un presente, o Nueva Normalidad, que da casi tanto asco como el futuro que se nos viene encima. Así que la industria del cine, y especialmente la de la distribución, hasta las bobinas de tanta plataforma digital, ha echado mano al calendario de aniversarios para tener la excusa perfecta de reestrenar en salas películas que, de otra manera, hubiese sido difícil ver en pantalla grande. A menos que nos guste frecuentar cine clubs repletos de gafapastas. Pero confío en que usted, lector, sea una persona seria y poco dada a excentricidades. Como iba diciendo, la carencia de films de estreno hace que se vuelvan a proyectar viejas películas con la disculpa de que cumplen años. Casos como el de El chico (1921) de Chaplin se entienden. Otros, como el de Crash (1996), gran película de Cronemberg que no vio ni perry, se antojan más cogidos por los pelos.
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