Escama a escama, hemos ido construyendo una piel de lagarto lo suficientemente dura como para seguir viviendo con la insensibilidad necesaria para ir tirando. Así, si el incorrecto Donald Trump utiliza en sus campañas los vídeos de las avalanchas de migrantes al asalto de la valla de Melilla como ejemplo de amenaza para aguijonear el racismo de sus votantes, aquí afeamos su gazapo de dar por mexicano al subsahariano. Y es que hemos tenido sobremesas con tantos naufragios de pateras, que hasta los han remozado con cayucos para mantener la tensión dramática. (Más…)

Después de Pop Negro, Pablo Díaz-Reixa “El Guincho” podía haberse retirado a un monasterio en lo alto de una montaña inexpugnable para siempre y aún así sería recordado como un grande de la música. Pero el canario de la cazadora vaquera de borreguito es un culo inquieto. Tras una promoción y presentación novedosa, su nuevo trabajo continúa coqueteando con el tropicalismo y la electrónica. Sus flirteos iniciales con el autotune pueden echar para atrás a puristas y almas dogmáticas, que podrían ver concesiones a lo más manido del pop latino de la radio fórmula o arrimadas a tendencias más subversivas como las de Pxxr Gvng. Pero la pericia y astucia de El Guincho y sus letras entre el surrealismo y el cripticismo salvan el día. Con nota.

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Ahora a Vocento le ha dado por la moda vintage y bautizar sus informaciones con titulares que parecen sacados de una película de Paco Martínez Soria. A propósito del accidente del sábado 12 de marzo en el que un conductor de 87 años arrolló a un pelotón de ciclistas, matando a uno e hiriendo a una veintena, el diario EL CORREO publicó el domingo 20 un completo artículo con testimonios incluidos acerca de los ancianos al volante. Así, a simple vista, podría parecer uno de esos intentos del periódico de traer la calma a una sociedad crispada. Una manera de sosegar al lector, temeroso de cruzarse por una calle peatonal con el convoy de la película Mad Max, conducida por una horda salvaje de psicópatas octogenarios. Sin embargo, la elección del titular se mueve entre el patetismo y la temeridad: «Conducir a más de 80».
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