Una cosa es la tiranía de los caracteres, que limita al aguerrido periodista a la hora de explayarse en sus ansias por contar la verdad, toda la verdad, y nada más que la verdad, en aras de la objetividad, la libertad, la justicia social, etcétera. Otra, muy diferente, es el resumen abyecto. Por poner un ejemplo inocente, sin ninguna intencionalidad, si el Papa Francisco acudiera en visita oficial a un barrio marginal donde muchas de sus vecinas (del barrio, no de Francisco) ejercieran la prostitución, a ningún avezado reportero le daría por titular un reportaje a cinco columnas “El Papa Francisco, heredero del Trono de Pedro por la gracia de Dios, acude en alegre periplo pastoral a un popular barrio en el que un nutrido grupo de mujeres vende su cuerpo cual Meretriz de Babilonia”. Está claro que no. Pero tampoco se le ocurriría titularlo, en su ansia por extractar, “El Papa se va con putas”. (Más…) |