Sexo y Salud: Cuéntaselo todo a la Doctora Celia – Aspiradora
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Mi pareja y yo somos electrodomesticofílicos poliamorosos. Últimamente nos montamos orgías con un escobón, el mando a distancia y una aspiradora. Ahora resulta que la escoba le está cogiendo pelusa a mi marido, el mando es muy controlador y la aspiradora es demasiado absorbente. Consejo.Ataulfa Argentaria Creo que si lo que realmente de-seáis tu pareja y tú es mantener la armonía en esa relación a cinco bandas, debéis incluir en vuestras fiestas sexuales a un taco de billar y estudiar un poco de trigonometría básica. Funcionar no sé si funcionará, pero al menos pasáis el rato sin que la aspiradora le arranque los conductos deferentes a tu chico con una garganta profunda. (Más…) |
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Mi pareja y yo somos electrodomesticofílicos poliamorosos. Últimamente nos montamos orgías con un escobón, el mando a distancia y una aspiradora. Ahora resulta que la escoba le está cogiendo pelusa a mi marido, el mando es muy controlador y la aspiradora es demasiado absorbente. Consejo.
Euskal Herrian asko ospatzen dira gabonak, ez nuke esango errito katolikoekiko errespetuagatik izango denik, jeje, agian justu kontrakoa. Aprobetxatzen ditugu eskura ditugun jai eta ospakizun guztiak kalera ateratzeko, farra on bat eta gaupasa ederraz disfrutatzeko, “ya tú sabes mi amol”. Baina ezin ahaztu 24an eta 31an familia edota koadrila-afariak ditugula, eta aukera ezin hobeak direla ikusteko batzuen eta besteen aurpegiak 3. ardoa hartu eta gero: guraso akratak haien artean eztabaidatzen ea zergatik egin behar ditugun honelako ospakizunak, seme-alaben arteko tirabira berriak, EHBildu eta GKS dela eta (sozialdemokratak, espanoilistak, posibilistak, etab dire kontzepturik entzunenak…). Gero daukagu betiko “koinatu” fatxa, gainontzekoei irakatsiko diguna ezkerra, feminismoa, anarkismo etab zer den… Familia, bitxi hori!!!! 
Que sí. Que ya lo sé. Que es por amortizar la IP antes de que caduquen los derechos. Que no tiene nada que ver con un interés genuino por explorar la génesis de los personajes legendarios que cautivaron a varias generaciones y bla, bla, bla. Que vale, que muy bien, que Maléfica y Cruella no están del todo mal para tratarse de exploits que persiguen atraer al lado luminoso a las villanas de Disney en una maniobra a medio camino entre el wokismo bien entendido y la justificación determinista, para nada banal, del mal. Pero que Warner trate de emular la fórmula de su rival con un personaje cuya fuerza reside precisamente en su ambigüedad moral como es Willy Wonka resulta tan hilarante como que el estudio Gibli estrenase las aventuras de un Hitler niño en el coqueto pueblo de Braunau am Inn. 
