Debajo de la Palmera: La incómoda democracia
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En Nuremberg, durante el proceso a los criminales de guerra, los oficiales del ejército y funcionarios nazis presentaban ante el tribunal, como excusa a sus desmanes, el hecho de que habían actuado «cumpliendo órdenes».
En los regímenes totalitarios y de fuerza, en efecto, el hombre hace don de su responsabilidad, la entrega a sus amos y se convierte en un esclavo irresponsable. Para muchos ésta es una situación ideal: no tienen que pensar ni tienen que elegir. Alguien decide por ellos; el camino que se ha de seguir no es una escogencia voluntaria sino que está determinado por otros. Se vuelve, en cierto modo, al feliz estado de niñez en que la simple obediencia es suficiente y en que el concepto de culpa es trasladado a otros. |