enero 7, 2016

Butaca de Gallinero: Los viejos

columna_raguirre_cabecera_gr

Pareciera que el cine vive con cierto desasosiego su propia decrepitud. No en vano, son ya 120 años y aunque se conserva bien para su edad, se van notando los remaches, y las cicatrices, y el botox que todo lo estira pero deja esa estela de artificialidad irredenta. Será por eso que, frente a los jóvenes, vigorosos, espléndidas, rabiosos, dinámicas, que corren y saltan delante de la pantalla, conduciendo coches a toda velocidad o comandando falanges de velocirraptores, los viejos no se van. Y digo viejos y no tanto viejas. Y como testimonio de esa senilidad cinematográfica, asediada, una vez más, por una televisión que cada vez seduce más con su contagiosa idiosincrasia episódica y por internet, de consumo rápido, a menudo irreflexivo, los viejos van copando la pantalla, otrora reflejo de la madurez y la mediana edad. Porque antes los viejos y las viejas aparecían como figuras ridículas, atormentadas y fuera de lugar, como Emil Jannings en El último o Gloria Swanson en El crepúsculo de los dioses. Y los jóvenes cantaban en la playa en las películas de los Monkees. (Más…)

enero 3, 2016

Hadouken! Hadouken!: Actualizaciones (II)

columna_koldo_cabecera_gr

En octubre, Payday 2 añadió un nuevo elemento al juego mediante una actualización, con el muy ilustrativo nombre de Black Market. Entre otros cambios, trajo consigo un nuevo sistema de micropagos para favorecer a los usuarios que compraran con dinero real ciertas herramientas en el juego. En mayo de 2013, tres meses antes de que el juego saliera a la venta, Almir Listo, productor del juego había declarado: “Hemos dejado claro que Payday 2 no tendrá microtransacciones en absoluto (vergüenza para ti si creías otra cosa)”.
(Más…)

diciembre 30, 2015

Oreja a la Plancha: Rentabilízate el orto

columna_jabarca_cabecera_gr

En ocasiones quienes gestionan dinero público reducen servicios hasta casi estrangularlos -o incluso los eliminan- alegando que son «deficitarios». En el peor de los casos, delegan en empresas privadas para que los gestionen, lo cual, si dos y dos siguen siendo cuatro, sólo puede traer más estrangulamiento todavía tanto para los trabajadores como para el beneficiario final de ese servicio: el currela, el puto peón. La gente, vaya. La gente cuyo dinero están gestionando estos mequetrefes. Y de paso se enriquece con este pequeño gesto a una entidad esclavista. ¡Bien! Ahora pensemos si cabe sospechar que estas cosas se hacen además (a veces) a cambio de una comisión bajo cuerda u otros favores. (Más…)

« Página anteriorPágina siguiente »