julio 21, 2021

Puños fuera: En pie

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Una buena amiga, a quien también le había llamado la hora de la crianza, paseando y hablando de la escuela, me dijo que había dos tipos de madres: las que daban la merienda y veían jugar a sus retoños sentadas en un banco del parque y las que lo hacían desde la terraza de la cafetería. Desde entonces, he ido aplicando esa óptica a la cotidianeidad más rampante, y dividiendo sucesivamente a la sociedad vasca entre quienes, por ejemplo, se bajan en Fiestas el bocata de casa para comérselo después de ver los fuegos y los que se lo compran.

Ahora que el compás de la pandemia decae y triunfalistas publicitan las medidas que nos devuelven hacia aquella normalidad de antaño, el aumento progresivo de plazas autorizadas por cada mesa de terraza se convierte en el principal indicador del retorno a la prosperidad. Sin embargo, me pregunto en este amañado relato dónde quedan las más; las que se sientan en los bancos o llevan su bocata en el bolso; las que no volverán a volar porque nunca lo hicieron ni retornarán a unos hoteles donde apenas durmieron. Pero también dónde nos soñamos nosotros: si en la terraza sentados o si paseando juntos y, por qué no, en pie.
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julio 18, 2021

Devora y escupe: HipoteCACA

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Una mujer de unos 40 años me contaba hace unas semanas que se compró su casa a los 18 años porque empezó a trabajar desde muy joven en un burger. No fue hasta los treinta, cuando se dedicó a lo que le gustaba. Otra chica de unos treinta y muchos me contaba hace unas horas que después de trabajar durante años en Noruega, acumular empleos mal pagados y llevar una vida nómada, juntó ahorros y se compró la casa en la que vive ahora. Adquirir una propiedad, hoy, me parece impensable. Una idea demente. Más demente que coger un macuto e irme a Noruega sin crédito.
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julio 16, 2021

Mens Insana: Ortotanasia

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Creo que es fácil teorizar sobre la muerte digna en tanto no lo vivas en el ámbito más cercano. La ortotanasia, o muerte digna, aboga por la actuación correcta ante la muerte por parte de quienes atienden a un enfermo incurable o que está en fase terminal. No se emplean medios extraordinarios para mantener la vida de esa persona. Y se distingue de la eutanasia en que no permite adelantar deliberadamente el fallecimiento del paciente. Es cierto que a veces no nos es posible conocer el grado de sufrimiento de alguien cuando la capacidad de comunicación se ve seriamente mermada. Pero ayuda recordar cómo era y pensaba esa persona para saber si ya ha tirado la toalla o no. A veces simples gestos como el querer seguir comiendo nos indican que hay deseo de agarrarse a la vida. (Más…)

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