octubre 18, 2020

Gora Euskadi: Miedo sano

Nicolás Maquiavelo escribió en el El Príncipe que era deseable que la gente te amase y te temiese, pero que si había que elegir entre una sola de las dos opciones, siempre era preferible la segunda. Los medios de comunicación lo saben, y aplican la fórmula. Pero como son más listos que Maquiavelo (que le dedicó su tratado a Lorenzo de Medici para que le agregara al Instagram y sólo recibió a cambio dos tetrabriks de vino) prefieren que la gente tema, pero a terceros. O mejor, que tema sin más. Sin especificar. A cholón. La prensa, además, sabe que el miedo nos hace mejores personas. Gracias al miedo, el ciudadano deja de coquetear con el aventurerismo moroso y paga la letra de la hipoteca, no vayan a desahuciarle por un episodio de disidencia transitoria. El miedo es bueno, pero hay que cultivarlo. Por eso la cabecera de Vocento del viernes 25 de septiembre no se anda con medias tintas y titula la información de su página 7, a cinco columnas, “La dificultad para encontrar casos y hacer test masivos condenó a España”. Condenó. Y punto.

Porque el diario El Correo lleva muchos años en el negocio y sabe que los lectores tienden a distraerse. Con un par de noticias sobre asaltos de navajeros o sobre adolescentes obsesionados con el porno los tienes aterrados (por su bien) durante un rato. Pero no tardan mucho en recomponerse y empiezan a creer cosas como que de la pandemia salimos más fuertes, que el ser humano es maravilloso y que todo va a salir bien. Y eso sí que no. Tonterías las justas. Así que los responsables del periódico lanzan un órdago a la grande y hablan de condenación. Llámalo incompetencia, llámalo ineptitud logística, llámalo que la Luna entra en conjunción con la casa de Acuario. Da igual. Ya no hay remedio. Condena eterna. Azufre. (Más…)

octubre 14, 2020

Juego de niños: Irrealidad

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“El futuro ya no es lo que era” afirmó el poeta Paul Valery en 1937. Menuda frase para describir lo que estamos viviendo. De repente nada del futuro es lo que era. Se nos han roto los esquemas. Como decía hace unos años Zygmunt Bauman, “hoy la única certeza es la incertidumbre”. El sociólogo describía en 2007 aquello de la “modernidad líquida”, un mundo en el que las certidumbres se disuelven y nada permanece. Ahora esos conceptos cobran un nuevo sentido.

Según otro poeta, José Manuel Caballero Bonald, “estamos viviendo el fin de la realidad”. Quien fuera premio Cervantes, vaticina que habrá “nuevos modelos, nuevos vínculos, nuevos hábitos”. A sus 93 años observa los acontecimientos de los últimos meses con una mezcla de asombro y distancia. “Tengo la impresión de que una ciudad transitada por peatones recelosos, cada cual con su mascarilla, compone un escenario de teatro del absurdo”, explica.
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octubre 10, 2020

Debajo de la Palmera: ¡Menuda cloaca, majestad!

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Hay gente que cree que dando comida de gato a un tigre éste se calmará. Lo digo porque veía salir de la sede del gobierno vasco a los representantes sindicales de la educación y pensaba en esto aun comprendiendo la buena iniciativa del nuevo Consejero. Y es que hay cosas que no pueden ser y además es imposible que lo sean.

Lo mismo ocurre con la libertad de expresión.

Le escuché al presidente Sánchez responder enfático a la pregunta de un periodista en la sala de prensa de la Moncloa cuando éste le preguntó si sabía dónde estaba el rey emérito. «No, no lo sé» y se quedó tan ancho. A los días se supo que estaba en Abu Dahbi y entonces lo supimos todos, como en su momento lo supo Sánchez. No se puede mover por el mundo un ex jefe del estado en un avión particular, con ayudantes, maletas, muletas, máquina de contar billetes, trajes, embajadores y policías sin que lo supiera el jefe del gobierno. Sánchez nos trató como a niños de primaria.

Lo curioso fue que nadie se sintió ofendido por semejante cara de cemento y también fue curioso que ningún periodista le replicara ni que otro le dijera que estaba mintiendo. Se da por bueno que mentir, como ha hecho Trump con el Covid 19, está permitido. Por lo menos en tiempos de Pinocho a los mentirosos les crecía la nariz y la gente sabía a qué atenerse. Aquí celebran que la mentira sea asumida con normalidad. (Más…)

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