Vivimos tiempos en los que hasta los carriles bici se han convertido en elementos subversivos que pretenden transformar el modo de vida de las familias blancas, normativas y cristianas. Nos lo tomamos a risa, pero puede que en poco tiempo nos lancemos las manos a la cabeza.
Todos los días decenas de personas, puede que cientos, se juegan la vida en las aguas del Mediterráneo para alcanzar una vida mejor en la cristiana, normativa y blanca Europa, mientras sus gestores miran hacia otro lado. Si algún buque organizado por la sociedad civil osa echarles un cabo, las autoridades, alarmadas por la dignidad de quien se atreve con su ejemplo a colocarles ante el espejo de sus miserias personales, se enojan y les imponen sanciones y arbitrariedades. Pero si en un submarino de juguete embarcan cinco millonarios dispuestos a jugar al capitán Nemo o a Leonardo di Caprio, entonces se movilizan los recursos necesarios para llenar los noticieros de jornadas y jornadas de emoción. (Más…)
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