Juego de niños: Templo
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Un agosto años atrás visité por primera vez el Museo del Prado. Aquello era como entrar en una iglesia fuera de horas de culto. A gusto, vamos. No había casi nadie por aquellas salas. En aquel templo del arte no paraba ni Cristo, a pesar del magnífico retrato que le hizo Velázquez. Una podía pasarse media tarde delante de El jardín de las delicias de El Bosco y casi nadie venía a asomarse por esa misma ventana. |