febrero 11, 2018

Gora Euskadi: Y punto

No me cansaré de escribir en esta sección acerca de la incorruptible labor de la prensa para estimular la mente del lector y rescatarle de la confusión que los múltiples, variados y heterogéneos discursos que le acechan en el mundo exterior provocan en sus maleables mentes. Individuos desaprensivos podrían decir que la realidad unívoca que presentan los medios de comunicación responde a los intereses de sus propietarios, que tratarían de construir un pensamiento único. Qué mala baba. Lo que buscan generar es un pensamiento fácil. Porque, ¿qué faci(l)neroso podría querer que el lector de un artículo continuara sintiendo incertidumbre después de terminárselo? Sería como acabar Asesinato en el Orient Express y quedarse con la duda de si al final Hércules Poirot era un replicante o no. Por esa razón, estamos obligados a aplaudir cuando periódicos como El Correo nos obsequian con afirmaciones categóricas y sin margen para la vacilación. Como su titular del domingo 14 de enero, en la página 24, a cinco columnas: «El alquiler protegido es la única «opción» de que la juventud vasca se vaya de casa». La única. Y punto.
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febrero 9, 2018

Mens Insana: Hasta aquí

Recientemente paseaba por las calles de Candem y seguía haciéndome las mismas preguntas una y otra vez. Por qué casi siempre pasa lo mismo con las personas exitosas y con talento. Por qué el precio del talento es tan caro y por qué los finales se parecen tanto. Los viandantes han adornado la estatua de Amy Winehouse con pulseras de colores en sus muñecas y hasta algún candado en sus tacones. A su familia no le parecía ético hacer uso de su casa, también en Candem Town, y la vendió por la nada desdeñable cifra de 2,7 millones de libras. Se mascaba la tragedia pero yo paseaba ajena a ello. Y tres días después de despedirme de la ciudad Dolores O’Riordan, líder de The Cranberries, se despedía del mundo. (Más…)

febrero 7, 2018

Campus Kanpo: Agresiones

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Cuando era pequeña, los niños me levantaban la falda para verme las bragas. Yo les daba después una patada en sus genitales. Lo surrealista es que lo seguían haciendo y eso que usaba unas botas para pies planos que no eran precisamente livianas. Mi tutora llegó a hablar con mi padre. Sí, levantar una falda era cosa de niños, pero que yo pegase era una conducta inaceptable. Aunque parece una tontería, refleja demasiado cómo es todavía la sociedad. Nadie enseña al chaval a no agredir sexualmente y se sobreentiende que cuando una chica lleva falda, le pueden pasar estas cosas.
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