M.O.M. Maite Ortiz de Mendívil, yo. En inglés: “mamá”. En realidad, ni soy madre ni intención de serlo. ¿Algún día? No lo sé. No me gusta decidir el postre antes de comer los dos primeros platos: nunca sé si tendré suficiente hambre para la tarta de queso o solamente podré con un sorbete. Cada vez más, en mi entorno se tienen niños y las conversaciones se convierten en un monotema. Todavía no es aceptable pensar en otro tipo de vida.
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Año 1, día 3 de la nueva, flamante, impoluta República Catalana. Aquí el Pere, todo brío. Qué emoción, despertarme con energía, salir a la ventana, mirar el día que hace, saludar al vecino, respirar hondo, levantar el brazo derecho, extender cuatro dedos escondiendo el pulgar. Admirar la alborada. Desayunar butifarra con judías. Y no sólo eso. Aunque es otoño parece primavera. Ya ha llegado. Florecen prímulas, alhelíes y violetas. ¡Viva el calentamiento global!
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Monasterioko liburutegitik anoa jateko besterik irteten ez den honek munduko hutsalkeria guztiak ahaztu eta gogoa filosofia garbiaren problemetan murgilduta igaro nahiko lituzke geratzen zaizkion bizitzaren azken hondarrak, azken hamarkadak.
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