Gora et Labora: Erantzuna
![]() |
|
Ume horiek, |
![]() |
|
Ume horiek, |
![]() |
|
Hace cien años había dos imperios en Europa y en sus aledaños que se lo comían todo. Y si un político desobediente reivindicaba un lugar bajo el sol para su nación era tachado de loco y llevado a la mazmorra más próxima. Parecía que la ruptura de esos Imperios traería catástrofes, diluvios y viruelas varias. Pero esos gigantes con pies de barro comenzaron a resquebrajarse. Guerras y violencias ya nos daban en 1906 que Europa estaba compuesta por 24 estados. Hoy la cifra se eleva a 46 (47 si contamos a Turquía y sin contar a Kosovo). El último Montenegro donde Javier Solana impuso que para ser independiente Montenegro tenía que votar a esa iniciativa el 55% de la población. Y Montenegro lo logró. Cuando uno habla de estas cosas siempre te sacan en Madrid que eso solo es válido para países colonizados como el Sahara y que ni Catalunya ni Euskadi han sido nunca colonias españolas. Les importa un pito lo que quiera la población que vive en Catalunya o en Euzkadi. El NO es el NO. Y no se hable más. La grandeza de España no se pone en cuestión. |
![]() |
|
Pareciera que el cine vive con cierto desasosiego su propia decrepitud. No en vano, son ya 120 años y aunque se conserva bien para su edad, se van notando los remaches, y las cicatrices, y el botox que todo lo estira pero deja esa estela de artificialidad irredenta. Será por eso que, frente a los jóvenes, vigorosos, espléndidas, rabiosos, dinámicas, que corren y saltan delante de la pantalla, conduciendo coches a toda velocidad o comandando falanges de velocirraptores, los viejos no se van. Y digo viejos y no tanto viejas. Y como testimonio de esa senilidad cinematográfica, asediada, una vez más, por una televisión que cada vez seduce más con su contagiosa idiosincrasia episódica y por internet, de consumo rápido, a menudo irreflexivo, los viejos van copando la pantalla, otrora reflejo de la madurez y la mediana edad. Porque antes los viejos y las viejas aparecían como figuras ridículas, atormentadas y fuera de lugar, como Emil Jannings en El último o Gloria Swanson en El crepúsculo de los dioses. Y los jóvenes cantaban en la playa en las películas de los Monkees. (Más…) |