Dejando aparte la admirable contribución del budismo al logro de la liberación interna del hombre, nunca ha dejado de llamarme la atención el que Gautama viniese a morir de humillante enfermedad: la diarrea.
No es que hubiese sido mejor que fuese crucificado, víctima de la violencia que él rechazó, sino que, al menos, se extinguiese con la noble sencillez del sol que se hunde silenciosamente en el ocaso. (Más…)

Es moneda común que en tiempos de crisis, zozobra, postcrisis, inestabilidad institucional, precrisis, inquietud y mal fario social, la industria del cine tira por el escapismo para mantener al espectador conscientemente distraído del torbellino de intranquilidades y amenazas potenciales que le rodean. Que lo mismo te alegra la tarde una comedia idiota de Seth Rogen, que un despliegue pirotécnico de Michael Bay, que otra más de zombies en la que un muerto viviente descubre que para ser feliz quiere bailar en Broadway. Todo vale. Los actores hacen cosas en la pantalla, nosotros las vemos, desconectamos durante un par de horas y después de los títulos de crédito volvemos a ponernos el cuchillo entre los dientes. Como toda la vida. (Más…)

Microsoft ha perdido la generación. No sólo es que Sony le esté humillando, sino que además el año que viene la consola de Nintendo también superará a su flamante Xbox One, pese a llevar mucho menos tiempo en el mercado. Por eso, la compañía estadounidense hizo en el pasado E3 lo único que sabe: tirar de chequera para anunciar a bombo y platillo la compra de varios estudios con cierto prestigio, como Ninja Theory, Compulsion o Playground. Y recientemente ha adquirido Obsidian. Ahora prometen que les darán dinero infinito y libertad creativa para acometer nuevos proyectos para la siguiente generación, ya que esta la dan por perdida. (Más…)