Se me pone la mueca del Joker cuando escucho los mantras que muchos repiten para tratar de esquivar el rechazo social cuando abandonan a sus perros. Sabemos que el mundo de la caza es tan perjudicial para el tuso como los campos de concentración lo eran para los judíos. Este maltrato es tan viejo que ha dejado cicatrices profundas en el refranero popular. “Al galgo cadena, buena cama, pan duro y tierra llana”. “Algo es algo, dijo al ver un hueso el galgo”. “Algo es algo, y roía la correa el galgo”. Es hipócrita ceder ante la postura de que son los cazadores los únicos que maltratan y abandonan a sus perros. Aborrezco esa creencia de que todos los demás somos ángeles guerreros caídos del cielo. He escuchado excusas de lo más cínicas. Muchos son padres y madres de familia que a su vez están dando una encomiable lección a sus vástagos. (Más…)

XX. Voy a hablar de esos individuos ligados a dos cromosomas sexuales iguales. Y no, aunque use las palabras equis y sexual no voy a contar nada pornográfico. Quiero hacer mención al feminismo. Un movimiento de moda: cualquier millennial va a ser feminista, al menos a través de Instagram. No obstante, todavía se tiene la imagen de mujeres que odian a los hombres y es complicado cambiarlo. (Más…)

En 1917 Marcel Duchamp cogió un urinario, lo giró 90 grados respecto a su posición normal de uso, lo denominó Fuente y lo presentó en la exposición de la Sociedad de Artistas Independientes de Nueva York. La obra fue retirada. Se armó una buena. Pero eso de considerar provocadores a algunos artistas – y a sus obras una tomadura de pelo – no era nuevo ni hace 100 años. Ya en el último tercio del XIX los impresionistas, hoy tan cotizados, habían recibido vituperios de toda clase.
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